¿Canarias romana?

19 nov 13. Por Jaime Rubio.- Si le preguntamos a cualquier habitante de las Islas Canarias de donde procedían los primitivos canarios, casi todo el mundo respondería que eran de origen bereber.

Sin embargo, la cosa no está tan clara a la luz de los últimos descubrimientos arqueológicos y de algunos fraudes que sustentaban esa teoría. Un ejemplo lo tenemos en el empeño que pusieron los líderes nacionalistas de Tenerife para vincular los guanches a los bereberes, dado que no había pruebas que los vincularan. Y no dudaron en fabricar una prueba que pensaron que sería definitiva. Así, en 1992, se presentó en el Cabildo de Tenerife el “eslabón perdido”, la “prueba definitiva”, que vincularía a los guanches con los bereberes. Nos referimos a la Piedra Zanata, que resultó ser el fiasco arqueológico mas claro de la Arqueología canaria del S.XX. Esa piedra fue fabricada en serie por un alemán que era experto en souvenires arqueológicos. De hecho, fabricó tantas Piedras Zanatas que en Alemania se pueden encontrar mas de 40 en manos de turistas teutones que visitaron Tenerife por aquellos años. Yo mismo tuve una copia en mis manos en aquellos años, copia que circulaba por las redacciones de los periódicos de Las Palmas cuando se destapó el fraude. Durante la polémica sobre la autenticidad del “eslabón perdido” la prensa tuvo acceso a las facturas que el Cabildo de Tenerife pagó por aquel artefacto. Además, expertos de La Sorbona y de otras Universidades europeas mostraron su estupor ante semejante fraude. Así que, ha día de hoy, no existe ninguna prueba que vincule a los guanches con los Zanata, a pesar de que los fanáticos del berberismo siguen insistiendo en ello.

Pero si los bereberes no fueron los primeros habitantes de las Islas Canarias, ¿quien fue?

El primero es el asentamiento fenicio de Lanzarote, presentado en 2009 por el profesor Atoche de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Lo llamativo de este descubrimiento es que las numerosas piezas encontradas fueron datadas por el Carbono14 como del S.X antes de Cristo, es decir, ¡mil años antes que los registros de lo bereberes en Canarias! Lo cual nos llevaría a replantearnos seriamente el origen bereber de los canarios que tantos ríos de tinta ha hecho correr y tantas pasiones desata.

El segundo descubrimiento, presentado a la opinión pública la semana pasada en el Cabildo de Fuerteventura, corresponde a un asentamiento romano descubierto en la Isla de Lobos, Fuerteventura, por un equipo de la Universidad de la Laguna, dirigido por la arqueóloga, Mercedes del Arco. Según la profesora Del Arco, junto a restos de ánforas, cerámica romana, vajilla de mesa, útiles de cocina, y objetos de metal, se encontraron muros y estructuras sólidas junto a los cuales había restos de un crustáceo del que se extrae la púrpura. La datación de los metales nos da una fecha entre el S.I a.c. al II d.c. , es decir, un período de unos 300 años.

Ya sabíamos por los textos antiguos que los romanos conocían las Islas Canarias como las Islas Púrpura pues de aquí sacaban el tinte para las túnicas de los senadores y del propio Emperador. La razón es sencilla: las Islas Púrpura se encontraban a un tiro de piedra de las costas de la provincia romana de la Mauritania Tingitana, que llegaba desde Túnez hasta Tarfaya. Además, los romanos tenían un carguero de grandes dimensiones, el “frumentariae”, apto para travesías por estas aguas. También sabemos que Juba-II, el Caius Julios romano, gobernador de la Mauritania, de origen bereber pero educado en la corte del Emperador Augusto, comerciaba desde sus dominios con Hispania, la Galia, Italia e, incluso, Britania. Uno de los productos que exportaba era, precisamente, el tinte púrpura extraído en nuestras islas.

Siendo esto así lo raro es que nuestros historiadores y arqueólogos hayan dedicado tan poco tiempo y medios en el pasado para rastrear la huella de los romanos en las Islas Canarias y, por contra, tanto tiempo y energía en demostrar la huella bereber.

Esta queja la hacía yo mismo en mi “Historia oculta de Canarias”, ya en 1997, y en el I Congreso de Identidad Canaria, celebrado en Las Palmas de Gran Canaria en el año 2000, al que fui invitado amablemente por el llorado Jaime Llinares. Allí expresé el deseo de ver a los nuevos arqueólogos/as canarios dedicados a desentrañar los lugares de Canarias que usaban los romanos para extraer el tinte púrpura de los moluscos y líquenes que se encontraban en nuestras islas.

Parece que,por fin,algo se mueve en la dirección correcta para determinar el auténtico origen de los primeros canarios.