Frases "célebres" de empresarios canarios

Antonio Plasencia

4 sep 13. Si en las cabezas pensantes del empresariado inversor-especulador canario el concepto de desarrollo se basa en el ladrillo, y la idea que tienen para esta tierra pasa siempre por la especulación urbanística, el resultado salta a la vista: una Canarias llena de piche y cemento como fiel reflejo de sus intereses particulares y de sus bolsillos.

Son en buena medida analfabetos emigrantes a Venezuela en época de hambruna donde aprendieron a amasar dinero con gobiernos corruptos y que en su retorno a Canarias se convirtieron en referentes económicos.

Entre las perlas que han lanzado por sus boquitas figura destacada una frase de Antonio Plasencia asegurando que "el desarrollo se mide por el número de gruas de la construcción que veamos al sobrevolar una ciudad". Afirma también el buen hombre que "sin construcción no hay vida". De Plasencia se calculan beneficios de 100 millones de pesetas diarias desde comienzos de los 90 hasta el estallido del boom del ladrillo. Una de sus propiedades permanece intocable junto a los restos del poblado de Cho Vito y en plena franja de dominio público:

Chalet del poderoso constructor Antonio Plasencia, al lado mismo de Cho Vito,
al lado mismo del mar y que no será demolido.

Ángel Víctor Torres, alcalde de Arucas, no hizo fortuna emigrando a Venezuela pero su concepto del desarrollo lo dejó bien claro hace apenas unos meses al mostrarse satisfecho porque nuestro municipio se verá pronto enfrascado en el comienzo de unas cuantas obras. A nuestro querido alcalde dedicamos la foto:

Ambrosio Jiménez salió de Tejeda en plena hambruna y de vuelta acabó en Tenerife. Su despacho está presidido por la foto del dictador Franco y la táctica empleada por Ambrosio para lograr contratos públicos es, según sus propias palabras, "poner huevos en todas las cestas", incluso en las cuentas de Bárcenas donde Ambrosio, Eustaquio y otros tantos autóctonos figuran como donantes peperos. A buen entendedor...

El tercero de la grabación es Ignacio González, que regresó de Venezuela con un buen pellizco para continuar amasando en Canarias donde le compró a su hijo el CCN para jugar en política. González está imputado por el pelotazo de Las Teresitas.

Son, junto a los Martín, Hermoso, Ucelay, Oramas, Cobiella y los canariones Eustaquio López, Sanjuán, Germán Suárez, Alonso, Cazorla y unos pocos más, la élite que mueve la crema en Canarias, casi siempre a costa de nuestro bien más preciado: el paisaje y el territorio.