Los escépticos de la comunicación

10 ago 12. Michael A. Galascio Sánchez
Uno de los grandes problemas de los políticos que alcanzan la cúspide es que piensan que jamás van a bajar. Existe una idea entre los agraciados con el poder, de que a diferencia de los miles de líderes que les han precedido, ellos serán capaces de perpetuarse en ese estado idílico de poderío. Por otro lado, parece existir un autismo en lo que respecta a escuchar a personas que han observado a decenas de cargos con responsabilidad pública y política pasar por la misma situación y diluirse como un azucarillo. Este tipo de actitud es uno de los factores que les convierte en líderes endebles.

Hay personas que no están en el poder, no porque les sea imposible sino por que no les interesa. Pues saben perfectamente que el poder es como la energía, ni se crea ni se destruye y nunca permanece mucho tiempo en las mismas manos. Y cuando el poder abandona a una persona, si no está preparada significa su ocaso profesional, psíquico y en algunos casos extremos físico y hasta espiritual.

Hoy día, gran parte del futuro de los líderes políticos está en dominar tanto la comunicación externa como interna de su organización.

La comunicación y sobre todo la interna es el gran problema de los partidos políticos y otras organizaciones. Muchos asesores no le dan la importancia que debería tener y simplemente consideran que es una simple herramienta de transmisión. No obstante, es bastante complejo ya que se trata del flujo de información entre el partido (Dirigentes) con sus militantes y afiliados donde se intenta promover la cohesión interna y el rendimiento de los mismos.

Los partidos políticos como canales de expresión del pueblo (lo que deberían ser) deben conseguir: a) Que los militantes y afiliados estén orgullosos y valoren la labor que el partido realiza; b) Contagiar ilusión a los demás ciudadanos y buscar su compromiso; c) Comprender que cada acción que realizan repercute en la imagen de su organización; d) Entender y respetar la filosofía y cultura de la organización y actuar en consecuencia.

Se preguntarán, ¿por qué digo esto? Sencillamente porque todos los días, observo en los diferentes medios de comunicación cómo los grandes y pequeños partidos se deterioran rápidamente. Como ejemplo, mencionaré algunos supuestos:

a) La incapacidad para lanzar un mensaje único a todo el partido u organización. Normalmente, aparecen intermediarios (Montoro versus De Guindos) y rumores que en muchas ocasiones resultan ser ciertos, que dinamitan toda la estrategia de la Dirección.
b) La carencia de una mayor y mejor comunicación. Con frecuencia conocemos la información a través de canales que nada tienen que ver con los institucionales (oficiales).
c) Falta de motivación, credibilidad y confianza, donde el sentimiento de identidad y pertenencia deja de estar presente y parece ser más un club de dominó que otra cosa.
d) No reconocer los méritos de los militantes y afiliados que realizan actuaciones elogiables y que reflejan claramente la ética y valores que intenta proyectar la organización.
e) La inhabilidad para desarrollar el trabajo en equipo y las relaciones interpersonales, sin cuadros medios dictatoriales, ni susurradores de concejales, alcaldes, senadores, parlamentarios y otros.
f) No ser capaces de mantener la coherencia de la organización.

Se pueden mencionar muchos más. Sin embargo, estos son los que considero esenciales para determinar si una organización va a la deriva o mantiene su curso en términos de los objetivos proyectados.

Una buena comunicación interna en el partido u organización puede incrementar el poder del mismo y de sus acciones. Los miembros sabrían qué se espera de ellos y por qué, introducirían elementos de calidad para que los integrantes sean más productivos (en términos de la finalidad), se puede implicar a todos en la estrategia del partido sin necesidad de congresos ficticios, se puede sustituir el rumor por la información transparente y generar un clima de participación real en la organización.

No estoy diciendo nada novedoso. Sin embargo, aunque muchos sepan que esto es lo que se debe hacer para mejorar la calidad de la comunicación en una organización, son incapaces de ponerlo en marcha. ¿Por qué?

En primer lugar, la herramienta de comunicación interna debe estar bien definida y una vez esté desarrollada, nadie, absolutamente nadie debe modificar el sistema ya que se trata de proyectar profesionalidad, transparencia y honestidad y no caben excepciones. Cuando ocurre la primera excepción se pierde la credibilidad.

En segundo lugar, jamás debe enterarse un miembro de la organización de lo que ocurre en su partido por los medios de comunicación o por cualquiera ajeno a su grupo.

En tercer lugar, en el caso que nos ocupa cuando la comunicación interna de un partido se gestiona únicamente con la visión política y no se toma en consideración el factor humano está destinado al fracaso.

Evidentemente las organizaciones son un reflejo de la sociedad y de la corriente cultural dominante. En esta línea, no debemos extrañar que algunas organizaciones muestren elementos de prácticas “caciquiles” o características de “caudillismo” bananero. Esta es precisamente la razón por la cuál algunos partidos con sólido apoyo económico, recursos humanos y materiales amplios no alcanzan sus objetivos. En cambio sufren el rechazo popular y los líderes son incapaces de darse cuenta de lo que sucede. En ese momento dejan de ser canales legítimos de expresión del pueblo para convertirse en una comparsa entrenada para la genuflexión, la sonrisa complaciente y aplauso ciego cada vez que el gurú farfulla alguna ocurrencia absurda.

2 Comentarios Blogger:

Anónimo dijo...

Bueno, bueno expande su evangelio. Está muy suelto últimamente. Creía que se había calmado.

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Anónimo dijo...

Me da que este es una mezcla entre jesuita tapao, izquierdoso durmiente y pepero en la sombra. ¿Quién sabe? Por lo menos me entretengo con lo que escribe. Está bien fundamentado y en la mayoría de los casos cita bibliografía algo que se agradece entre tanto ladrón intelectual. El tiempo nos dirá por donde respira.

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