3 oct 11. Desde esta orilla del Guiniguada.
Félix Martín Arencibia
Hora punta del hombre es una pequeña joya de nuestra Literatura Canaria. En ella Pedro García Cabrera nos muestra en unas pinceladas su gran humanismo, arropado en un preciosista lenguaje surrealista. Sus imágenes poéticas vuelan como mariposas que se convierten en gigantescos monstruos alados sobre nuestras conciencias. Domingo Pérez Minik dice de su imagen primera y única con que alcanza la realidad: “Esta imagen en Pedro García Cabrera, es fina, prístina, vital y al mismo tiempo muy elaborada, no sabiendo a veces si ella ha sido el pico del capirote, su canto, o el residuo de sus correrías por el bosque”.
Este libro fue publicado en 1969 por Domingo Velázquez en la colección La Quincena al cuidado de Lázaro Santana. Por lo tanto vio la luz pública en el franquismo. Nos imaginamos los problemas que tuvo que sortear. Más aún por la trayectoria vital de Pedro García Cabrera. Estuvo en un campo de concentración durante la guerra civil española y posteriormente fue enjaulado en las cárceles de la intolerancia franquista por la defensa de la rosa de la libertad.
Su libro está desgajado en dos apartados titulados: LOS ROBOTS DAN LA CARA Y PRIMER PLAN DE SOLEDADES. En el primero remonta el vuelo con Noche de muerte del cual arrancamos este fulminante verso: “Amar la libertad es peligro de muerte”. Luego viene Noche de tristeza con esta dura pero hermosa estrofa: “Renúnciala, / conviértela en paloma/ sin azotea en que posarse, / mátala incluso/ antes de que haga nido en tu alegría”. La ironía ácida se posa sobre esta estrofa de Noche de demagogia: “Eres libre./ Léelo en los periódicos, / apréndelo en la tele, / escúchalo en la radio”. Ya entonces nos advierte de la locura sin meta donde descansar nuestra cabeza de la carrera por el consumismo en Noches de ánimas: “Trabajamos más horas/ solamente/ para pagar a plazos/ el ataúd de la esperanza”.
En la segunda parte PRIMER PLAN DE SOLEDADES echa a volar las palomas a cuyo lomo va la respuesta del campesino, el pescador, el estudiante, de los otros y del poeta. En respuesta del campesino termina con estas geniales imágenes cosechadas en lo más recóndito del subconsciente: “Tan sólo vio en el viento las cosechas/ de culos blancos de los abejones”. En Respuesta del estudiante se muestra beligerante: “Hasta que nos oiga/ seguiremos sentados/ a las puertas del hombre/ que pone el pie el mañana”. Y termina en “Respuesta del poeta” con esta llamarada de versos encendidos: “En medio de las llamas/ con espinas de los hombres, / vinieron a la vida y a la muerte/ el rosal y el poeta”.
Nuestro Pedro García Cabrera nace en Vallehermoso en el año 1905 entrega su vida a nuestra tierra en el 1981. Otras obras suyas son Líquenes, Transparencias fugadas, Día de alondras, La esperanza me mantiene, Vuelta a la isla, Entre cuatro paredes, Elegías muertas de hambre, Ojos que no ven. Fue fundador de las revistas “Cartones” y “Gaceta de arte”.
http://doramas1924.blogspot.com
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