Antonio M. Jiménez Medina.- arqueólogo y licenciado en Geografía e Historia. Del libro Historia de Arucas (Pedro M. Quintana)
Los yacimientos prehispánicos de Arucas se localizaban en un paisaje un tanto diferente al actual (paleopaisaje) . El entorno ecológico, la geomorfología, los tipos de climas, los tipos de suelo, los pisos de vegetación (vid. A. Santana Santana, 2001) la fauna, la red hídrica, etc., aruquense de esos momentos (anteriores al siglo XVI) presentaban una serie de condicionantes geográficos que hacían posible, en unos casos, un mayor desarrollo de los asentamientos (por ejemplo presencia o no de cuevas, lugares donde se podrían horadar cuevas artificiales, etc.), mientras que en otros suponían una menor ocupación del territorio (falta de recursos hídricos, grandes pendientes, etc.). En líneas generales el entorno medioambiental de esa época debía caracterizarse por la mayor presencia y distribución de especies vegetales autóctonas y endémicas (por ejemplo en Riquiánez se establecería parte del bosque subhúmedo o monteverde), la mayor cantidad de agua que tuvo la zona (los barrancos serían ríos y se ubicaban varias lagunas en el municipio), la presencia de especies faunísticas ya desaparecidas (guirres, guinchos, palomas salvajes, así como ciertas especies de ratas y lagartos) y, tal vez, los tipos de clima pudieron variar un poco con respecto a la actualidad ¿llovería más?. Sin embargo, desde el punto de vista geológico a excepción de la transformación que han sufrido algunas áreas urbanas parece que no ha variado sustancialmente.
En ese sentido, el municipio de Arucas está constituido, fundamentalmente, por materiales volcánicos relativamente recientes, correspondientes a los denominados ciclos Post Roque Nublo y Reciente (hace 2 millones de años). Dichos materiales son, básicamente, basaltos, así como piroclastos y tobas (cenizas volcánicas compactadas). En todo caso, parece ser que los recursos naturales en esta zona (pastos, tierras para cultivo, presencia de agua, etc.), durante la Prehistoria, serían altos (A. Santana Santana, 1992).
En relación a la significación de la palabra Arehucas, según el profesor Juan Álvarez Delgado el término Arehucas estaría conformado por las palabras bereberes Ar y Ehukkad y se traduciría como “lugar de cresta” o “la trenza”, en alusión a la Montaña de Arucas (J. Álvarez Delgado, 1982: 17). Otros autores creen que esta palabra prehispánica podría traducirse como “tierra de bendición” (según carta dirigida por P.E. Engel a P. M. Quintana Miranda, en S. Jiménez Sánchez, 1945: 33), “lugar de la pradera” (comunicación personal del Dr. Francisco García-Talavera Casañas en J. M. Zamora Maldonado y J. J. Morales Medina, J. J., 1992: 11), o “casa en la loma (comunicación personal del Dr. Celso Martín de Guzmán, julio de 1992).
En cuanto a la extensión de ese poblado de Arehucas, los datos aportados por las prospecciones arqueológicas efectuadas entre 1993 y 1995, la excavación arqueológica realizada en 1995 (en el yacimiento de La Cerera, El Tabaibal), la recopilación de bibliografía, la consulta de documentos depositados en archivos, la aparición de diversos hallazgos casuales (en especial en la Montaña de Arucas), el estudio de los materiales depositados en los fondos del Museo Canario y en colecciones privadas y el análisis de la oralidad cultural, plantean que este poblado, en realidad, se ubicaría en la falda Sur, Sudoeste y Sudeste de la Montaña de Arucas, desde la Hoya de La Campana, la zona conocida como El Pino (Las Vegas), El Tabaibal,,El Pedregal, hasta Los López y la Hoya de San Juan (A. Jiménez Medina, F. Martel González, S. Jorge Godoy, C.G. Torres Estupiñán y J. Zamora Maldonado, 1996 y A. Jiménez Medina, P. González Quintero y J. Zamora Maldonado, 1996 y 1997).
Además del poblado de Arehucas existían otras áreas de habitación como serían Montaña de Cardones, Las Cueveras (Montaña Blanca), El Hoyo, el Pozo de los Betancores y Tinocas (Barranco de Tenoya), así como, tal vez, en San Andrés. El tipo de hábitat que se desarrolló en Arucas se caracteriza, al igual que para la isla de Gran Canaria, por la combinación de la presencia de cuevas naturales, cuevas artificiales y casas de piedra seca. En Arehucas se combinan estos tres tipos, mientras que en el Barranco de Tenoya predominaría la cueva natural y artificial y en Las Cueveras la cueva artificial.
La economía de los antiguos aruquenses no difería del resto de la isla, era eminentemente agrícola, con una base importante del cultivo de la cebada, el trigo, así como de otras especies. Asimismo poseían ganados de cabras, ovejas y cochinos. Por otra parte, practicaban el marisqueo (lapas, burgaos, cangrejos, erizos, etc.), la pesca (vieja, etc. Vid. C. G. Rodríguez Santana, 1997), la recolección vegetal (tanto para fines alimenticios, pastoriles, medicinales, constructivos, etc.) y, con mucha probabilidad, también la caza (¿ratas, lagartos, cigarrones?).
En Arucas se han localizado varias áreas de almacenamiento de alimentos, como el granero de Montaña Blanca y los silos del Barranco de Cardones. De la misma manera, parece que existían dos canteras de piedra molinera, una en Los Molinillos (Barranco de San Andrés) y otra en Cebolla (posible cantera), así como tres posibles barreras (para extraer barro), una en la zona de La Fuente (Barranco de Cardones), otra en el Barranco de Los Palmitos y otra en el Barranco de Quintanilla y una veta de almagre en el Barranco de Cardones.
En cuanto al sistema social, político y religioso (sistema que estaría imbricado y que se mezcla formando casi un solo cuerpo), se plantea que Arucas formaría un cantón o tribu, en la fase epigonal del mundo aborigen (siglos XIV y XV), dentro del sistema del guanartemato (reino) y que poseía una especie de Jefe que controlaba la zona bajo los auspicios de la nobleza de Agáldar. Esta tribu o cantón se distribuiría no sólo por Arucas, sino también por Firgas (aunque no se han podido establecer los límites). Se desconoce el número de habitantes prehispánicos que pudo tener Arucas, por lo menos en el siglo XV, pero por el número de asentamientos, la extensión de la zona y los recursos que poseería, se calcula que no debería sobrepasar los 1.000 ó 3.000 habitantes (aunque esta cifra es meramente orientativa y podría ser perfectamente no válida).
Los canarios (habitantes prehistóricos de Gran Canaria) creían en varias divinidades y para establecer sus ritos escogían zonas o realizaban lugares cultuales o sagrados. En Arucas las posibles áreas cultuales se centrarían, según referencias documentales y orales, en la Cueva del Santo (Montaña de Arucas), la Cueva de la Calavera o de los Canarios (Montaña de Cardones) y La Santidad (Santidad Alta).
Asimismo, los canarios dedicaban otro espacio del territorio a sus fallecidos. Creían en otra vida después de la muerte. Entre las necrópolis (cementerios) de los antiguos aruquenses destacarían algunas cuevas de la Montaña de Arucas (P. de Jesús y Vélez-Quesada, 1975), varios solapones de Hoya Alta, las cistas y túmulos que existieron en El Cementerio (Bañaderos), algunas fosas que se establecían en El Porrón (El Risco de San Pedro, Bañaderos), varias cuevas del Barranco de Bañaderos (citadas en diversas fuentes escritas), otras cuevas de El Cementerio (Barranco de Llano Blanco), ciertos ¿solapones? de Pico Negro (Tmocas) otros solapones del Barranco de Tenoya, algunas cuevas naturales del Barranco de Cardones, tal vez ciertas cuevas del Barranco de Jiménez y ciertas fosas o cistas de El Picacho (Los Castillejos).
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