26 abr 16. Para entender cómo funciona este retorcido y maquiavélico sistema para el expolio del dinero público hay que aceptar que existen manos negras que no trabajan para el interés común sino para ciertos poderes fácticos. No es nada descabellado sospechar que quienes tienen el poder de decisión en áreas como tráfico y carreteras desempeñan su labor bajo consignas como no dar soluciones definitivas al tráfico porque entonces se acabaría el dinero público destinado a más infraestructuras viarias.
Así se entendería por qué cada vez que se construye una infraestructura viaria se crea otro problema que genera otra demanda o reacción popular que precisa solución.
Así vemos cómo se ninguneó en su momento a las voces discrepantes que ofrecieron alternativas a la construcción de las infraestructuras del Julio Luengo; o la eterna sangría de dinero público destinado al tramo San Andrés-Guía y el enorme agujero que vemos abriendo desde hace años en paralelo a la bajada desde Arucas hasta la Granja del Cabildo; o el empeño en construir rotondas cuando el sentido común reclama cruces a distinto nivel.
Un símil adecuado lo tenemos en las multinacionales farmacéuticas que jamás producen un medicamento que cure la enfermedad porque se les acabaría el negocio. Siendo más superficiales, jamás habrá un champú que acabe con la caspa porque a la empresa en cuestión se le acabaría el negocio de vender champú anticaspa.
Sí, ya sé que la circunvalación por Tamaraceite se construyó hace años, y que los Decathlon y Leroy Merlin llegaron después, y que cada vez hay más coches; pero un profesional que se precie sabe trabajar muy bien con previsiones a largo plazo... y no lo hacen.
Aquí la noticia:
http://www.laprovincia.es/las-palmas/2016/04/25/expansion-tamaraceite-sur-augura-colapso/814793.html
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