23 oct 15. El lamentable episodio vivido ayer en Gran Canaria por declarar la alerta máxima tres horas después de caer la gran tromba de agua que provocó cierres de túneles y vías por desprendimientos y calzadas anegadas, hizo que saliera a la palestra el mismísimo Fernando Clavijo para sacudirse las pulgas culpando a la AEMET por no avisar de lo que se nos venía encima.
Tuvo que ser el Cabildo grancanario y el consistorio capitalino quienes se adelantaran al mismísimo gobierno canario asumiendo la responsabilidad de declarar las precauciones necesarias en el tráfico y en el sector de la enseñanza.
Mientras tanto la AEMET se defiende afirmando que la alerta amarilla en que estaba el archipiélago era suficiente motivo para estar atentos a posibles cambios meteorológicos, y el sector de la enseñanza mostraba su indignación por no haberse suspendido las clases.
Resulta ya surrealista que las previsiones meteorológicas de un archipiélago, con peculiaridades climatológicas por los diversos microclimas que posee, se hagan a 2.000 kms de distancia y generalizando sus predicciones a todas las islas, cuando aquellos "hombres del tiempo" de otras épocas acertaban casi al 100x100 con menos medios tecnológicos porque las hacían "a pie de isla" y considerando las peculiaridades antes reseñadas.
Hasta ahora los tres colores de las alertas venían saltando tan a la ligera que por cualquier chubasco las portadas de telediarios y periódicos impregnaban el miedo en el cuerpo de la población de estas islas, en muchas ocasiones sin fundamento alguno para tanto alarmismo.
Pero, al parecer, esta vez "el gatillo" anduvo lento a la hora de disparar las alarmas, tal vez porque "los pistoleros" resultan ser neófitos recién llegados a los cargos en la Consejería que gestiona la Seguridad y Emergencias de este archipiélago donde una protegida de Clavijo, una tal Blanca Pérez, es la jefa.
Blanca Pérez, cuando era concejala en La Laguna, fue pillada circulando en dirección contraria, dándose a la fuga y con el triple de alcohol permitido (ver aquí); costumbre al parecer, y según quienes la conocen, habitual en ella (ver aquí)
Y un aruquense premiado por apoyar desde Gran Canaria la candidatura del ático Clavijo, Juan Francisco Padrón, es el Director General de Seguridad y Emergencias de este gobierno canario. Y Clavijo, cómo no, dio la cara en los medios de comunicación trasladando la culpa a 2000 kms de distancia.
1 Comentarios Blogger:
Motivos puramente revanchistas y de recolocación de elementos inútiles condujeron a Coalición Canaria a cambiar toda la cúpula del departamento de seguridad y emergencias, aquel que dio sobradas muestras de fiabilidad en crisis tan graves como la del volcán submarino de El Hierro.
Había que recolocar como viceconsejera de Medio Ambiente y Seguridad a la concejala de La Laguna que no quiso ver por allí su nuevo alcalde después de su sonada trifulca con la Policía Local, que la detuvo por conducir borracha; ni se prestó a acogerla el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, que bastante tenía –debió pensar- con comerse obligatoriamente a los consejeros del PSOE por imposición del pacto en cascada.
También fue necesario colocar en algún sitio a Juanfra Padrón, jardinero en excedencia de la Granja del Cabildo de Gran Canaria, que no quería seguir siendo concejal en Arucas, por lo que lo mejor fue nombrarlo director general de Emergencias del Gobierno de Canarias, número dos de la mentada Blanca Pérez.
Un dúo letal para la seguridad de los canarios, como ha quedado demostrado en la primera crisis de emergencia que han tenido que afrontar con la tromba de agua que ha descargado estos días sobre el Archipiélago, mayormente sobre Gran Canaria. La descoordinación ha sido total, a lo que seguramente debe haber contribuido la irrupción de nuevos responsables en las administraciones locales y la ausencia de los necesarios cursos y reuniones de coordinación dada la palmaria inexperiencia que todos o casi todos han demostrado. Por fortuna no ha habido que lamentar pérdidas humanas directamente relacionadas con los fenómenos atmosféricos, aunque en rigor nada les hubiera importado a todos estos gaznápiros porque tampoco llegado el caso habrían dimitido. No tienen a dónde ir. Fuente: El Diario.es
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