Tras la resaca del FiestoRon

9 ago 15. Una loable iniciativa empresarial que implicó en su momento al concejal o concejala de turno viene a demostrar la improvisación y falta de visión de un ayuntamiento gobernado por grupos cuyo horizonte no contempla más allá de sus cuatro años de mandato. La suspensión del evento, por desacuerdos que no entro a valorar, ha hecho aflorar futuras consecuencias por etiquetar tan a la ligera a todo un pueblo relacionándolo con el consumo de alcohol.

Sin entrar en prejuicios y mojigaterías, porque me encanta un buen ron sin químicos como aquellos de antaño cuando la "caña dulce" embellecía fincas de La Vega y alrededores y daba empleo, y por la sensibilidad social y legislativa que existe ante el consumo de drogas y alcohol, tal vez el ocurrente nombre original debiera ser no tan directo y alusivo y envolver el evento enriqueciéndolo con atractivos culturales, históricos, etnográficos, artísticos ... y convertirlo en una fiesta de verano donde se sienta representada toda la población de este municipio.

Ya en su momento expresamos desde este blog nuestro desacuerdo con el rumbo emprendido por la anterior corporación al apostar por el ocio como motor económico convirtiendo las calles del Casco Histórico desde La Heredad hasta la Plaza de San Juan en un reguero de mesas y sillas cuando lo adecuado sería una zona específica donde se concentre esta actividad de ocio.

Arucas ya no es la cuna del ron. La Destilería, antaño señera por iniciativa de la típica burguesía canaria de la época, que producía in sutu la caña de azúcar y empleaba mano de obra local hasta décadas recientes, se ha convertido en una empresa mecanizada que apenas genera empleo; de capital foráneo que ha monopolizado el sector en Canarias apropiándose de otras firmas señeras y que lava su imagen en el corazoncito del canario colaborando en actividades locales. A mí, como aruquense, y por lo expuesto, no encuentro motivo alguno que me identifique.

Quede esto como mi particular opinión... sin más, porque bastante tenemos con un día a día lleno de problemas de mayor calado social que un jolgorio perdido. Y quizá este parón sirva para reflexionar y retomar la idea.