Retazo de crónica de un S.O.S. acuático

3 abr 15. Almuerzo familiar en el Puertillo (Bañaderos/Archipiélago Canario –N.W África). Carreras nerviosas en la Avenida que con dirección a la playa despiertan el interés. Dos señores pertrechados de socorristas se dirigen a una amarilla moto de agua que sobre su anguila espera en la seca arena. La empujan en dirección al agua hasta lograr su flotabilidad. Un técnico intenta la puesta en marcha y el otro regresa la anguila a lo seco. El motor no colabora, nervios y más carreras.

Una joven rubia walkie talkie en ristre se quita las playeras para pisar la arena mojada. El diagnóstico que percibimos desde la distancia es de batería agotada y náufrago, con suerte, también. Mientras las carreras de la rubia y su compañero angustian más a los espectadores, desde la carretera general llega el sonido de una ambulancia y un 4 x 4 particular se acerca a la playa esperando quiten la anguila que le estorba el paso para dar macho a la acuática moto. Han pasado bastante más de 25 angustiosos minutos de un dir y venir acongojado para los espectadores que piensan en el ciudadano que mientras pelea con las olas su supervivencia.

Por fin se pone en marcha la moto del socorro, hay que colocar la anguila en seco para que los especialistas puedan iniciar su salida a la mar brincando audazmente sobre las olas. Ahora sí parece que los segundos ya son vitales.

La angustia no había aminorado cuando aparece nuevamente la casquivana moto de agua con un tercer pasajero a bordo. Pero da varias vueltas antes de ser varada vertiginosa y espectacular pero ya innecesariamente en la arena playera.

Tres niños que jugaban en la orilla “deslucieron” la triunfal embarrancada.

Moraleja: las privatizaciones tienen sus descompensaciones.

No podemos olvidar la ejemplar y altruista eficacia del ciudadano Sandokán

Pacheco Molino.