El Cabildo tapa las vergüenzas a ojos de visitantes

1 oct 14. Mientras durante años la desaladora Arucas-Moya ha venido soltando salmuera que acabó con todo indicio de vida en la zona de El Barranquillo, el Cabildo mantuvo los ojos y el bolsillo cerrados para solucionar el atentado medioambiental. Ahora que el olor a dinero de chinos, rusos y autóctonos con cuentas en paraísos fiscales se huele por el norte a resultas de agasajos a clubs de inversores de élite en torno a arroces caldosos, las palas de los tractores se ensañan con dicha zona donde hasta ahora se recreaban naturistas y pescadores para ocultar 200 ms emisario adentro las vergüenzas que a ojos de forasteros no se puede permitir la institución insular.

El previsible aumento de población en Bañaderos y El Puertillo en torno a Mercadonas, centros de ocio y todo lo que se precie, al más puro estilo desarrollista al uso, traerá consigo un aumento del consumo de agua. Hasta ahora, esa salmuera, que muy bien pudiera reutilizarse poniendo en marcha proyectos que duermen anclados en el Instituto Tecnológico de Canarias, no suponía vergüenza alguna puesto que, según entiende el Cabildo, nosotros los autóctonos ya estamos acostumbrados a padecer el deterioro medioambiental. Pero los foráneos inversores y visitantes deben ser para el Cabildo gente superior que se espantaría al ver los vertidos de mierda al mar.