Descubren en Arucas una galería de recuperación de aguas de regadío proyectada hace 100 años

16 ene 14. El Cabildo de Gran Canaria descubre en Arucas una galería de recuperación de aguas de regadío proyectada hace 100 años por el ingeniero Juan León y Castillo

El consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca, Aguas y Patrimonio, Francisco Santana, cederá el documento localizado casualmente en el archivo del Consejo Insular de Aguas al Museo León y Castillo, en Telde.

Con fecha 18 de Marzo de 1903, Don Juan Rodríguez y Suárez, en representación de la Liga de Propietarios y Comerciantes de Las Palmas, presenta una solicitud para el alumbramiento de aguas subterráneas en la zona comprendida entre el Barranco de San Andrés y las Fuentes de Quintanilla (lugar donde nos encontramos en estos momentos), incluyendo las subálveas que discurren por los Barrancos de El Tarajal y Quintanilla.

La particularidad de esta solicitud es que, acompañando a la misma, se aporta proyecto suscrito por Juan León y Castillo, en el mismo año. El proyecto se encontraba archivado en el expediente administrativo que ampara la concesión otorgada para realizar las obras, y fue encontrado en el archivo documental del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria (que contiene más de 10.000 expedientes) en el desarrollo de tareas de inventario de expedientes de aprovechamiento de aguas subterráneas.

En la fecha en la que se elabora el proyecto, el incipiente desarrollo del cultivo de la platanera genera un aumento en la demanda de caudales de agua para riego. Por ello, y dado que la demanda es superior a la oferta, los precios del agua se incrementaron notablemente. Dicho incremento repercutía negativamente sobre el negocio de exportación, dado que debilitaba la posición del mercado canario del plátano en Inglaterra, frente a los cultivos procedentes de Jamaica y Puerto Rico, entre otros.

Por ello, se comienzan a ejecutar importantes obras de captación, tanto de agua superficial (coetánea a esta obra es la presa del Pinto, propiedad de la Heredad de Arucas y Firgas) como subterránea. Y es en este marco en el que Juan León y Castillo desarrolla su idea de captación, plasmada en este proyecto, entre otros, con el cuál quería atender la demanda de agua de la zona, y posibilitar la puesta en marcha de nuevas explotaciones en la misma.

En dicho documento técnico, Juan León y Castillo, proyecta la ejecución de una galería subterránea, paralela a la costa y perpendicular al sentido de las aguas subterráneas, mediante la cual se pretendía aprovechar las aguas subterráneas que fluían hacia el mar. En dicha obra, por tanto, se recogerían tanto las aguas subálveas que fluían por los cauces (barranco de El Tarajal y de Quintanilla) como las aguas excedentes filtradas en las fincas existentes aguas arriba de la galería, que constituían los retornos de riego de la zona.

La galería tendría dos ramales: un primer ramal, que nacería en la zona en la que nos encontramos (Las Fuentes de Quintanilla) y conduciría las aguas citadas hasta la zona conocida como la Fuente del Peñón; y un segundo ramal, que nacería en el Barranco de San Andrés, y que finalizaría en la misma Fuente del Peñón. De esta forma, desde la citada fuente del Peñón, se elevarían las aguas mediante una máquina de vapor hasta un depósito ejecutado a una altura de 65 metros, para poder regar desde dicho depósito los cultivos de la zona.

Las galerías se proyectaron de la siguiente forma: el muro o estribo aguas arriba, ubicado más al sur, y a través del cual debía filtrarse el agua subterránea, se ejecutaría mediante mampostería en seco para permitir la entrada de agua al interior de la galería; y el muro o estribo aguas abajo, más al norte, y que se podría ver afectado por el agua de mar, mediante mampostería hidráulica, para evitar la intrusión de las aguas de mar en el interior de la galería. Apoyada sobre ambos muros, se proyecto una bóveda de cierre. Las dimensiones interiores de las galerías serían de 1,40m de altura y 0,60m de anchura. El caudal que se pretendía alumbrar era de 30 litros por segundo.

El proyecto se presupuestó en su momento en 130.193,80 pesetas –unos 735 euros-, y el plazo de ejecución previsto era de 6 años. El consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca, Aguas y Patrimonio, Francisco Santana, expresa que “las razones por las que no se prosiguió con el proyecto se desconocen, aunque tenemos indicios de que determinadas partes del mismo sí que se ejecutaron, como este tramo inicial de galería, y probablemente, algún tramo de galería en el barranco de Azuaje (o San Andrés, como se conocía inicialmente)”.

En contraposición con este proyecto, podemos encontrar hoy, en la casa de máquinas que visitamos, y que probablemente se ejecutó con motivo de esta obra, la actual realidad del agua en Gran Canaria. Observamos en dicha casa de máquinas la existencia de una planta desaladora de ósmosis inversa, que se abastece de un sondeo de captación de agua ubicado en la misma zona, con capacidad suficiente para producir 800 m3/día de agua de calidad óptima para el riego, con el que se intenta hacer realidad la idea de Juan León y Castillo: atender la demanda de agua de los cultivos de Gran Canaria, para poder competir en el mercado.

Sin duda, el valor histórico de este documento, pone de relieve la preocupación y empeño de los isleños en la obtención de un recurso natural tan escaso en esta Isla y que ha dado lugar a una verdadera cultura del agua y al desarrollo en Gran Canaria de una Ingeniería hidráulica puntera, según explica Francisco Santana. Basta recordar la existencia de obras como la que en este momento damos a conocer y otras centenarias como el Túnel de La Mina de Tejeda, en el siglo XVI, o los inicios de la desalación en Canarias en la década de los 70 del siglo XX.