Tom Sharpe en Arucas

14 jun 13. Jaime Rubio

Recientemente murió el escritor londinense, Tom Sharpe, famoso por las divertidas aventuras de Wilt y hoy quiero recordar su estancia en Gran Canaria en

Tom nació en la capital británica en 1928 y, aunque murió en un pueblo de Girona, donde vivió su últimos años, su vida está íntimamente ligada la ciudad universitaria de Cambridge, donde le conocí en unas jornadas literarias. Precisamente una de sus obras, “Zafarrancho en Cambridge”, refleja en clave de humor la vida en los “colleges” de aquella ciudad universitaria.

Sharpe tenía dos facetas, escritor y profesor, pero también era un gran aficionado a la fotografía. Sería esta última faceta la que le traería mas problemas pues durante su estancia en Sudáfrica, quiso dejar testimonio gráfico de las injusticias del régimen del apartheid. Para ello hizo mas de 40.000 fotos, de las cuales le requisaron casi todas, excepto unas pocas que se llevó a Londres. Recuerdo que cuando nos vimos en Las Palmas de G.C., llevaba siempre su máquina foto lista para disparar a todo lo que le llamaba la atención. Incluso hizo con disparador automático aquella en la que aparecemos los dos como buenos amigos, y que fue publicada en Diario de Las Palmas en mi artículo “El humor en Tom Sharpe” (17/06/1991).

De su estancia en Gran Canaria debo destacar dos anécdotas.

La primera fue su asombro al ver el teatro Guinigüada lleno hasta la bandera de admiradores de su obra, y cómo podía comunicarse en inglés con aquel público canario. Cuando terminó el acto nos fuimos a comer y me dijo que en Barcelona, donde le habían dicho que los canarios eran unos incultos, sólo fueron cuatro gatos a la presentación de sus libros y casi nadie hablaba inglés. Tan admirado se quedó de sus lectores canarios que escribió una nota para la Embajada británica expresando estas impresiones.

La otra anécdota fue cuando me pidió que llevara a su mujer a conocer el interior de la isla. Yo le pregunté por qué se iba a perder la excursión y me respondió que padecía de vértigo y esta isla era muy montañosa. Así que fui con Nancy a la Cruz de Tejeda pasando por Arucas y Teror. Paramos en mi ciudad natal donde Nancy quedó admirada por la belleza y majestuosidad de su “catedral”. Subimos a la montaña de Arucas donde las vistas la dejaron impresionada. Después nos dirigimos a Teror por la carretera de Visvique. Fue en ese tramo de carretera donde me dijo que el paisaje le recordaba su Carolina natal. Era primavera y le llamaron especialmente la atención las rosas salvajes que llenaban los bordes del camino. Tanto le gustaron las flores que me pidió parar en el arcén para coger un manojo de aquellas pequeñas rosas blancas, a lo que naturalmente accedí. Entonces le dije que Arucas era conocida como la “ciudad de las flores”, que no le extrañó para nada. Lo cierto es que aquella mujer americana, amiga de la infancia de otro famoso escritor, Stephen King, quedó extasiada con el paisaje del interior de Gran Canaria.

Al llegar al hotel le expresó sus emociones a Tom que se lamentó por no haber ido con nosotros. Durante la cena en el hotel Tom me preguntó que pensaba yo de Margaret Thatcher y yo le dije que no estaba de acuerdo con su política social, su ataque a las clases más desfavorecidas, a la educación y sanidad pública, aunque me gustaba su iniciativa de renovar los antiguos muelles canarios de Londres para convertirlos en lo que hoy cococemos como Canary Wharf, una especie de Wall Street europeo, con aeropuerto incluido.

El me dijo que estaba de acuerdo pero que su política social le iba a costar el puesto a la Dama de Hierro, como así ocurrió años mas tarde.
Que estas líneas sirvan como un recordatorio de un hombre amable y simpático, gran escritor y amigo de los canarios.