De profesión: bandeja de carne

29 ene 13. En una moda que se extiende por Europa y Estados Unidos, el Casino Las Palmas, situado en plena ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, ha empezado a ofertar en su restaurante japonés el “body sushi”, un nuevo autoservicio que consiste en consumir esta conocida comida nipona disponiéndola sobre el cuerpo de un ser humano desnudo. Su nombre original es “nyotaimori”, literalmente, “presentación sobre un cuerpo femenino”. Y se denomina “nantaimori” cuando se hace sobre un cuerpo masculino.

Este sushi “a flor de piel”, al parecer, se originó unos siglos atrás en Japón, efectuándose sobre el cuerpo de geishas, profesionales del entretenimiento, y es considerado, por algunos, un arte culinario. Y hay quien lo pretende una forma de sitofilia, el fetichismo sexual en el que se mezcla el erotismo y la comida. Pero las condiciones a las que se somete a la persona que sirve de superficie donde se deposita la comida no tienen nada de artístico, ni menos aún, de erótico: debe, previamente, haberse depilado su vello corporal y haber tomado un baño terminado con agua fría para bajar la temperatura del cuerpo; debe permanecer desnuda -o cubierta sólo por un tanga- y tumbada durante horas sin moverse; y debe tolerar la exposición prolongada a la temperatura de esta comida, que se sirve fría. Eso sí, para cumplir las leyes sanitarias es necesario interponer una capa de plástico u otro material entre el cuerpo y la comida.

No deja de sorprender la osadía de la entidad propietaria del negocio aludido a la hora de poner en práctica iniciativas que “animen” a la clientela y aumenten sus beneficios. Y que para conseguir sus fines, haga gala -signo de los tiempos- de un absoluto desprecio a la dignidad laboral, sometiendo a los “empleados” en ese menester a exponerse desnudos al público y a permanecer inmovilizados y soportando frio durante el tiempo que dura el buffet. Y todo ello, para la distracción y deleite de los descerebrados clientes que consideran dicho “servicio” adecuado, divertido o sensual.

Lo que ya resulta más escandaloso es que las autoridades laborales permitan que servir de utensilio se considere una profesión y consideren que el modo en que se realiza ésta, aceptable. Hasta ahora, quienes trabajaban utilizaban herramientas y utillaje para llevar a cabo sus tareas. Con esta nueva “práctica hostelera”, la trabajadora o el trabajador, son, en sí mismos, a modo de platos, bandejas o mesas sobre los que se expone comida ¿Qué categoría laboral se ha empleado para definir esta ocupación en el contrato de trabajo?

El asunto es más grave en estos momentos de pérdida masiva de empleos y de medios económicos para la subsistencia, pues ¿cuántas personas aceptarían estas y otras vejaciones para escapar de la precariedad? Menos mal que habiéndose publicitado ampliamente esta iniciativa empresarial en la prensa y los medios audiovisuales de la isla, pronto se iniciarán, de oficio, las sanciones administrativas y judiciales oportunas contra quienes han vulnerado la legalidad vigente y la dignidad de las personas. Asimismo, se arbitrarán, con celeridad, las sanciones correspondientes a los funcionarios que han permitido este fraude de las normas. Y se exigirán, a poco tardar, las responsabilidades políticas pertinentes para los que permanecen inactivos ante esta humillación al orden democrático.

Con todo, tal vez, sea conveniente que la sociedad civil, sus agentes sociales -con los sindicatos, las organizaciones pro derechos humanos y los partidos políticos a la cabeza- y los medios de comunicación les animen un poco con sus denuncias y manifestaciones. Para que hacer de recipiente orgánico, y otras metáforas deleznables de nuestra época, no se vuelvan oficios, ni costumbre.

Xavier Aparici Gisbert
Fuente: http://bienvenidosapantopia.blogspot.com/