Un martes 13 terrible

18 dic 11. Jaime Rubio Rosales
Aunque el verdadero día gafe es el viernes 13, fecha en que fue quemado en la hoguera, en 1314, en Francia el gran maestre de la Orden templaria, Jacques de Molay, lo cierto es que el pasado martes 13 de diciembre fue un día espantoso.

Los noticiarios de esa aciaga jornada aparecieron teñidos con la sangre de tres crímenes espantosos y un accidente grave en aguas canarias.

El primero fue el hallazgo de los cuerpos de dos niños en un casa de Santa Cruz de Tenerife. Las pobres criaturas fueron asesinadas por su madre y su actual pareja que dejaron sus cadáveres varios días en la casa como si nada pasara.

El segundo suceso tuvo lugar en mi querida Florencia, la cuna del Renacimiento, donde unos fascistas arremetieron a tiros contra un grupo de senegaleses, matando a varios de ellos.

El tercer caso sucedió en Lieja, una bella ciudad belga, donde un joven delincuente marroquí lanzó granadas y ráfagas de rifle automático contra la multitud en una céntrica plaza de la ciudad, matando a docenas de personas.

Por último, el mismo día 13 una ola gigante hace zozobrar, a 500 millas de La Gomera a una de las embarcaciones que participaban en la regata Canarias-Barbados. La ola fue descrita por los náufragos como “un muro de agua” que viró del revés su pequeña embarcación. Pero esta vez no hubo que lamentar víctimas ya que los jóvenes tripulantes ingleses de aquella embarcación fueron recogidos al día siguiente, sanos y salvos, por el crucero de lujo Crystal Serenity que pasaba por la zona camino de Miami. Lo curioso de este caso es que la señal de la baliza automática de la embarcación hundida fue captado por el servicio de guardacostas ingleses en la costa de Gales antes que en el servicio de Alerta Marítima de Canarias. De hecho fueron los ingleses quienes avisaron al crucero de lujo para que los recogiera.

Lo cierto es que el pasado martes 13 hizo honor a su fama de día gafe.