La iglesia y la homosexualidad

14 ene 12. Jaime Rubio Rosales
Con motivo del gran problema que la Iglesia tiene con el comportamiento sexual del clero se ha abierto un gran debate sobre la postura de Jesús y la sexualidad. Asistí a una de esas discusiones el pasado otoño,en Roma, y lo que allí descubrí me dejó helado.

Ya sabíamos que el nazareno nunca habló de temas sexuales y es difícil conocer su pensamiento al respecto. Sin embargo, por sus actos podemos hacernos una idea sobre el asunto. Y nos sorprenden algunos descubrimientos recientes que vamos a explicar aquí..

A raíz del Código da Vinci todo el mundo se puso al día sobre las relaciones de Jesús con una mujer, María Magdalena, es decir, María de Magdala, una aristócrata enamorada del Maestro. Según los Evangelios Apócrifos, más fiables desde el punto de vista histórico que los Canónicos, Jesús, lógicamente, la prefería a los demás discípulos, lo que le supuso más de un reproche de los mismos. Sabemos que la besaba en la boca delante de ellos y que tuvo una hija con ella, Sara, según los citados Evangelios. Todo esto es lo normal en el Israel del S. I, donde un hombre no podía estar soltero y sin hijos a partir de los 18 años. Y menos un rabino, como Jesús.

Tampoco podía una mujer seguir y besar a un hombre en público a menos que fuera su marido. Por tanto, lo que cuenta el Código da Vinci no escandalizó a nadie. Se vió como algo normal. Lo raro es que la Iglesia se haya empeñado en que era célibe y no conocía mujer.

Pero lo bueno viene cuando preguntamos sobre si dijo, o hizo, algo que nos oriente sobre su posición respecto a la homosexualidad.
Y aquí viene lo sorprendente: ¡según un pasaje suprimido del Evangelio de Marcos, Jesús pudo haber practicado la homosexualidad!
Veamos el texto de la “resurrección” de Lázaro-suprimido del Evangelio de Marcos por Clemente de Alejandría en el S.IV- pero rescatado para la historia por el descubrimiento, en 1958, en un monasterio próximo a Jerusalén del citado fragmento. Lo curioso es que el propio obispo Clemente es el que nos puso en la pista de este texto en una carta a su discípulo, Teodoro, explicando por qué lo había eliminado. Reproducimos aquí, pues, el fragmento censurado del Evangelio de San Marcos por Clemente de Alejandría tal como el mismo lo cita:

“Y entran en Betania, y cierta mujer, cuyo hermano había muerto, estaba allí. Y acercándose a Jesús le dice: “Hijo de David, ten piedad de mi”. Mas los discípulos la regañaron. Y, Jesús, enojándose, se marchó con ella al jardín donde estaba la tumba, y de la tumba surgió un gran grito. Y, acercándose, Jesús apartó la piedra de la puerta de la tumba. Y, enseguida, entrando en el lugar donde estaba el joven, extendió la mano.
Pero el joven, alzando los ojos hacia él, le amó, y comenzó a rogarle que quería estar con él. Y, saliendo de la tumba, entraron en la casa del joven, pues era rico.
Y por la noche el joven se acerca a él, llevando un paño de lino sobre el cuerpo desnudo. Y se quedó con él aquella noche. Y después de seis días, Jesús le dijo lo que debía hacer..”

¿Significa esto que Jesús practicó la homosexualidad esa noche con el joven Lázaro? Está claro que eso es lo que pensó el Padre de la Iglesia que lo suprimió de uno de los Evangelios Canónicos. Aquí cabe plantearse cuantos cortes, correcciones, añadidos y manipulaciones han sufrido los Evangelios que la Iglesia presenta como los más puros y auténticos, aunque ese es otro debate.

Volviendo al pasaje de la “resurrección” de Lázaro, llama la atención de que este grite antes que Jesús lo “resucite”, ¿otro motivo para suprimir el pasaje?. ¿Qué pasó realmente? Puede que se trate de un ritual de muerte y resurrección practicado por ciertos grupos mistéricos, ¿sectas?, de Oriente Medio.

En cuanto al tema de la homosexualidad en Jesús, existen más gestos dudosos en el tratamiento que da a Juan, “el discípulo amado”, el que se recostaba sobre su pecho en las reuniones con los Apóstoles. Pero, ¿quien era Juan Evangelista? Realmente no se sabe casi nada de él. Unos han especulado si ese trato especial de Jesús a Juan se debía a que era hijo suyo. Y otros creen que Juan no es otro mas que Lázaro, el “resucitado” de Betania. También creen algunos especialistas que Magdalena y la hermana de Lázaro son la misma persona. El Evangelio de Juan está lleno de expresiones de amor entre “el discípulo amado” y Jesús. Veamos algún ejemplo:

“Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él” (Juan 21, 20-24)

“Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien el amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo” (Juan 19, 26-27).

Y así muchas expresiones semejantes a lo largo del Evangelio de Juan. Esto sólo tendría sentido si Juan fuera realmente Lázaro.
Y si María de Betania es Magdalena, tendríamos que Jesús amó a su mujer y a su cuñado por igual. Algo muy fuerte que no me extraña que se haya querido ocultar, aunque el final todo sale a la luz.
Conste que solo expongo aquí lo que se debate ahora mismo en ciertos círculos de estudiosos cristianos a raíz de la campaña feroz de Benedicto-XVI contra la homosexualidad.
En cualquier caso estos nuevos descubrimientos nos pueden ayudar a desvelar la misteriosa personalidad histórica de Jesús de Nazaret, desvelándonos que se trata de un ser humano como tantos otros, con sus debilidades y su grandeza, y no un ser mítico.

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