19 mar 11. Agapito de Cruz Franco
Si tuviésemos que hacer un análisis de los diversos enfoques que ha tenido –y tiene- el ecologismo canario desde su aparición al final de los años 60 hasta la actualidad, nos encontraríamos con siete factores, muchas de las veces planteamientos ideológicos, dentro de lo que significa el ecologismo como nuevo movimiento social, como tarea dirigida hacia la propia casa, la Tierra y sus ecosistemas.
Las diferentes maneras de entender el nuevo paradigma, se van a ir sucediendo unas a otras a lo largo de estos cuarenta años, pero no se anulan sino que, por el contrario, las nuevas experiencias vienen a enriquecer las anteriores, dándose incluso una retroalimentación de unas por las otras, y a la vez y según en que épocas, el protagonismo de algunos enfoques respecto a otros.
El primero de ellos, al final de la década de los años 60 y comienzos de la de los 70, es principalmente ambiental y conservacionista. Observa la naturaleza como algo a preservar, es eminentemente natural y abarca desde los propios espacios naturales hasta las aves y diversas especies animales. Está en el origen de los primeros grupos ecologistas como ASCAN, ATAN etc. si bien, la vena social comienza también a formar parte de algunos de estos grupos pioneros –como el caso del MEVO-AT-, de los que saldrá años después el ecologismo político.
Hay un documento genial entre ambos hitos (el conservacionista y el político) que son las conclusiones de la “Primera Semana Ecológica el Valle de La Orotava” en 1979 donde se debate sobre la dicotomía entre conservación y crecimiento, los espacios naturales, la planificación del territorio, la incidencia de las maniobras militares, la apuesta por la energía en relación con los volcanes e incluso la educación cívica. Era lógico que con estos planteamientos se diera un paso de gigante con la Declaración del Puerto de la Cruz en 1983 donde Los Verdes y la ecología política comenzaban su andadura.
El tercer planteamiento se circunscribe en torno al año 1989, época en que podríamos hablar de un ecologismo nacional canario (el interés se centra sobre todo en las islas y en la obsesión por tratar todos los problemas ecológicos del archipiélago bajo una mirada interinsular y asamblearia. Se llevan a cabo asambleas generales por parte de una amplia variedad de grupos ecologistas que surgen por todo el archipiélago y se diseñan estrategias y actividades conjuntas. Es la época y el enfoque del AMEC (Asamblea del Movimiento Ecologista de Canarias) que se frustra con la creación de la Federación ecologista canaria “Ben Magec” en su VII Asamblea la cual provoca que salte por los aires esta coordinación interinsular y que la propia federación se dedique durante diez años y a duras penas a la propia isla donde se crea Gran Canaria. Cuando aparece en otras islas a final de 1999 lo hace en la práctica como un grupo ecologista más.
En el primer tercio de la década de los años 90, el ecologismo social y radical va atener como ideólogo y protagonista a la organización ecologista TEA (Tagoror Ecologista Alternativo), que rompe todos los esquemas anteriores y diseña una ecología social y radical, que va a terminar conectando con la etapa política de Los Verdes. No en vano y desde este grupo se reactivan de nuevo Los Verdes en 1993.
Bien por causa de la actividad hacia la calle que impulsaba el TEA, bien por la conciencia ecológica a nivel vecinal que la sociedad va adquiriendo en algunas islas como por ejemplo Lanzarote, el ecologismo canario va a entrar de la mano del siglo XXI en una fase eminentemente ciudadana, con múltiples actuaciones en todos los órdenes y desde todos los ángulos e intereses de la sociedad. El espíritu de Vilaflor refleja este amplio enfoque por el que la ecología se expande hacia el todo social que dura hasta hoy en día, sobre todo tras la lucha contra el Puerto de Granadilla, aunque ya en fase de declive al haberse hecho eco de estas demandas la clase política –sobre todo los partidos de izquierda- y acabar con su ciclo.
La ecología profunda estuvo a punto de cuajar en las Islas de la mano de Conciencia Planetaria, un circulo ciudadano de pensamiento surgido a comienzos del siglo XXI, en parte como evolución de la praxis y el debate del TEA, y que no pudo desarrollarse a causa del colapso final de este colectivo en 2004, aunque también por la fuerza dominante de los movimientos ciudadanos- en ese momento en su punto álgido- que impedía el desarrollo de cualquier otro planteamiento ecologista.
Otro factor que ha enriquecido desde sus inicios el desarrollo del Movimiento Ecologista en Canarias, ha sido la actividad desarrollada por las propias organizaciones internacionales como Amigos de la Tierra, Greenpeace, WWF/Adena, Ecologistas en Acción (antes Aedenat) o SEO/Birlife.
Las organizaciones ecologistas -tanto electorales como no electorales- que en la actualidad actúan en Canarias, presentan una mezcla de toda esta rica biodiversidad, y todo apunta que el verde no es sólo el color de la esperanza. Sobre todo desde la reciente bofetada nuclear del trasnochado rey de la creación.
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