Crisis, destrucción, esclavitud...(1)

Desde esta orilla del Guiniguada.- Félix M. Arencibia
21 dic 10. El lienzo de las cumbres y barrancos de nuestro Archipiélago se pincelan con matices de verdes y con transparencias de aguas. Estos días he dado un paseo al interior y me he quedado admirado contemplando las múltiples cascadas que cuelgan de los riscos animando a que broten los más variados verdes de musgos e hierbas. Ello me ha relajado de los múltiples problemas con que nos acucia la actualidad amplificada por los medios de comunicación. De todas maneras he tenido que volver a la realidad televisada, radiada, imprimida.

Seguimos compañero con lo que llaman “crisis o recesión económica” cuando tiene toda la pinta de ser un ataque frontal al Estado Social que con tantos sacrificios se conseguido en construir. Esto no es nuevo, hace tiempo que se intenta privatizar todo: la educación, la sanidad, el agua… Los lobos codiciosos, con perdón de los lobos, lo quieren todo y su hambre es insaciable. Han provocado esta hecatombe en nuestra sociedad que se ha llamado del bienestar y que no viene a ser más que una sociedad un poco más humanizada.

Quieren volvernos a la barbarie del vasallaje. A más de 100 millones de personas las han sumido en la pobreza y el desempleo. Nos quieren hacer volver a la esclavitud, a que se pierdan todas las conquistas ganadas por la clase obrera con la sangre de sus mártires y el sacrificio de tantas personas. Se acabaron las jornadas de ocho horas. “Trabaja diez o las que yo quiera si no te vas a la calle que hay muchos esperando”, nos dicen los explotadores. “Tienes que estar a mi disposición con un sueldo que apenas pueda servirte para comer y poco más”, nos dan a entender. “Es necesario trabajar más y cobrar menos”, nos exhorta el atrevido y flamante presidente de los empresarios españoles, un inepto e incapaz de administrar bien sus empresas.

Todo lo quieren privatizar amigo y muchos de nuestros políticos dóciles se prestan a ello destruyendo o malvendiendo nuestros sectores públicos: educativo, sanitario, aeropuertos, abastecimientos, correos… Lo que podía favorecer a la sociedad y el bien común se convierte en el negocio de unos pocos. Deterioran lo público con conciertos y subvenciones a lo privado para que sirva de provecho solo a algunos. A ello habría que añadir que los mandatarios dejan hundir a las pequeñas y medianas empresas que aportan el 80% de los puestos de trabajos. Entretanto hay cantidades millonarias y billonarias para reflotar bancos, pero no hay apoyo a estos empresarios que verdaderamente si compiten y arriesgan su patrimonio y el porvenir de su familia. No como hacen los oligopolios bancarios amañando los mercados financieros a lo que denominan “libre mercado”. Son solo libres para manejarlos a su antojo mientras los gobiernos lo toleran y lo propician mientras los ciudadanos nos inhibimos. Las entidades financieras que deberían para contribuir al bien común como el BCE y FMI están al servicio de esos oligopolios y les ayudan a poner “la libertad de los mercados” a su servicio. El tema es serio y da para mucho, seguiremos con él en un próximo artículo.

Con asuntos tan serios nos viene bien la frescura de la poesía. Así tenemos unos versos de nuestro poeta Pedro García Cabrera: “No he podido vencer a las palabras / que me llevan y me traen, / que dan en mí y rebotan malheridas…”.

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