Me disculpo por tener vida personal

6 feb 10. Marisol Collado Mirabal
Viernes 29 de Enero, 13.30-17.00 H., Sala 205, Tanatorio San Miguel

Los responsables públicos debemos dar cuenta de nuestras acciones, entiendo que las públicas, pero si hay que darlas de las privadas, no hay problema. Espero lo mismo de quien, supuestamente, ejercen una función social, la de informar.

Soy Directora de un centro educativo de 1.100 alumnos/as, 93 profesores/as, 11 miembros del personal de administración y servicios, con todos sus efectos colaterales. Un centro que está abierto de las 7.00 h a las 22.45 h. Podría no dar clase, pero me considero militante de la Educación, comprometida con la adolescencia e imparto Historia de La Filosofía, asignatura de PAU con un temario que no puedo dejar de dar al completo, a 2º de Bachillerato. Soy concejala electa, única en mi especie, ningún miembro de mi organización puede estudiar expedientes, participar en comisiones ni en Plenos, nadie puede sustituirme nunca.

Tengo la responsabilidad de dedicar mucho tiempo a la atención de mis responsabilidades, de todas ellas: preparar clases, corregir exámenes y ejercicios, coordinar la actividad docente y no docente, atender demandas ciudadanas, leer críticamente los expedientes administrativos, intervenir en los órganos correspondientes, hacer propuestas… Trabajo de media entre 9 y 12 horas diarias, todo el que me trata mínimamente, lo sabe. No me quejo, en absoluto, mi vida entera es fruto de decisiones voluntarias y libres, sintiéndome apoyada, respaldada por las personas que he elegido que acompañen mi vivir, soy razonablemente feliz, más aún, soy muy feliz.

Pero, disculpen, tengo vida personal, que pretende ser vida y personal. Familia, amigos y amigas, aficiones… tengo todo el derecho del mundo a intentar compatibilizar todas las dimensiones de mi existencia: las de mujer, pareja, hija, hermana, amiga, profesora, concejala, directora, compañera, militante, vecina… todas inclusive, es posible que por ese orden.

El 28 de enero se murió el padre de una de mis mejores amigas, tuve Consejo Escolar y atención a las familias, abandoné el Instituto a las 22.15 h y un fuerte dolor de cabeza me impidió acompañarla esa noche. Al día siguiente, 29, labores directivas y Pleno… a las 16.00 los actos fúnebres: elegí, simple y llanamente… ELEGÍ, intenté cumplir con la mayoría de mis obligaciones: de 7.30 a 10.45 el Instituto, de 11.30 a 13.00 el Pleno, de 13.30 a 17.00 el duelo.

Después de 46 años de vida y 25 de profesión y militancia, con lo que llevo en el cuerpo y, por cierto, en el alma, permítanme la españolada: no ha nacido el Román que me imponga una actuación política o profesional. Cuando mi partido intente imponerme una determinada decisión tendré dos opciones: acatarla dando la cara o marcharme pa mi casa, pero huir como un conejo no es mi opción.

Entiendo que quien interpretó mi ausencia en la segunda parte del Pleno como deliberada para no votar un asunto que, por otro lado llevó el respaldo de todos los grupos políticos, debería haber preguntado primero y disparado después. Sí, no lo dude, me siento insultada y tremendamente ofendida, me siento injustamente tratada, me da igual si esos sentimientos son o no políticamente correctos, son los míos. Mi organización tiene como filosofía “no todo vale”, en todo, en la crítica a los responsables públicos también… NO TODO VALE.

Estoy dispuesta a dar todas las explicaciones de mis actuaciones a quien corresponda, soy funcionaria pública por oposición y responsable pública por elección, estoy, por tanto, preparada para responder cuando me pregunten… y cuando no.