Hay huellas de mucha violencia

27 ene 09. Fuente: Canarias7
Uno de los cráneos hallados en el Pozo de Llano de Las Brujas (Arucas) tiene un disparo «de libro» en la parte superior, lo que denota, según el arqueólogo Javier Velasco, «humillación, teatralidad en el asesinato y mucha mucha violencia». El número 7 estaba de rodillas cuando le dispararon.

Velasco y su equipo trabajan desde mediados de diciembre en el estudio bioantropológico de los primeros nueve individuos que se extrajeron del pozo de Llano de Las Brujas (Arucas), en la excavación -ahora paralizada- que impulsa la Asociación de la Memoria Histórica en busca de desaparecidos de la guerra civil. El estudio bioantropológico es el primer paso para la identificación, que sólo será definitiva tras los estudios de ADN que realiza el genetista José Pestano. «Nosotros», precisa Velasco, «nos centramos en las circunstancias y la causa de la muerte».

Después de casi un mes de trabajo, los arqueólogos ya han reunido algunas de las piezas del puzzle, todas juntas permitirán asignar posibles identidades a partir de la lista de los desaparecidos. El gran lapso de tiempo transcurrido -70 años- no permite ir más allá.

Pero los huesos ya han empezado a hablar. Los nueve son hombres y ocho tenían entre 45 y 50 años, sólo uno es de más edad. El 3 tenía entre 60 y 65 años.

Ayer por la tarde, el equipo formado por Velasco, Verónica Alberto, Martha Alamón, Jonathan Santana y Ricardo Cabrera estaba entregado a la reconstrucción de los cráneos. Con pegamento imedio, pinzas para la ropa y muchísima paciencia, los investigadores recomponen los cráneos a partir, en algunos caso, de piezas muy pequeñas. Es como reconstruir un jarrón chino, porque la presión del disparo que recibieron los nueve y la caída de 50 metros al pozo, o ambas cosas a la vez, los hicieron estallar. La recomposición descubre el orificio del disparo.

La mayoría entraron por la nuca o por los laterales, lo que, en palabras de Velasco, demuestra que se hicieron «con intención de asesinar, no fue un enfrentamiento ni un accidente de caza. Todo eso tiene que quedar claro, aunque parezca obvio». Cita el caso del número 3, que presenta un disparo de arma larga, que le entró por la nuca y le salió por la frente

Los restos de otros 10 individuos esperan en el pozo a que se reanuden las excavaciones, paralizadas desde diciembre. Velasco urge a que se reinicien cuanto antes. Al ser descubiertos, los huesos están sometidos a mayor riesgo de degradación. «Nos preocupa su estado de conservación, cuando más se tarde más deteriorados estarán».

Cargaba algo pesado a la espalda

El mayor. Las vértebras del individuo número 3 muestran señales de artrosis, lo que es una señal de vejez y coincide con otros indicios como la osificación del cartílago tiroides o el que le encaje la dentadura postiza hallada en el pozo.

Estatura. La altura de los individuos se comparará con el tallaje de la ficha militar de los desaparecidos.

Posición fetal. Se especuló con la posibilidad de que el individuo número 5 hallado en el pozo en una posición parecida a la fetal pudiera haber sobrevivido a la caída. Los arqueólogos piensan que es «prácticamente imposible». La posición, una casualidad.

Malformación. Dos presentan una malformación genética llamada espina bífida. Se podrían relacionar si se cuenta con un familiar. Pasa lo mismo con el 8, que tiene fusionados el sacro y la pelvis.

Profesiones. El 8 estaba a punto de tener una hernia. Podría deberse a que realizaba una actividad de carga con la espalda. Uno de los movimientos más regulares que realizó el 5 durante toda su vida, explica Jonathan Santana, fue levantar los brazos sobre la cabeza.