1 dic 08. Julio Rojo (Madrid). A pesar de la crisis inmobiliaria, la industria urbanística continúa expandiéndose sobre gran cantidad de espacios naturales a golpe de recalificaciones y modificaciones de los planes de ordenación territorial.
Los emprendimientos inmobiliarios siguen ejerciendo una fuerte presión sobre los espacios naturales. Además de algunos casos con mayor trascendencia mediática, como el del hotel El Algarrobico, en Cabo de Gata, o el proyecto de estación de esquí en San Glorio (en la cordillera Cantábrica), otros muchos espacios naturales protegidos se encuentran sometidos a una gran presión inmobiliaria, que no se detiene pese a la crisis en la que parece encontrarse el sector.
Proyectos urbanísticos
El crecimiento de las zonas residenciales y la creación de grandes zonas mixtas en las que conviven viviendas con emplazamientos deportivos y de ocio generan conflictos al encontrarse, en numerosos casos, ubicadas en entornos naturales con algún tipo de protección. Según Ecologistas en Acción, “se trata de propuestas de ocio que son utilizadas exclusivamente para promocionar grandes operaciones de construcción y venta de viviendas, cuyo costo final queda sensiblemente incrementado por los citados alicientes”. Casos como el del emprendimiento urbanístico denunciado en los últimos días por esta asociación ecologista en el Parque Natural Los Alcornocales, en Cádiz –que contempla la recalificación de más de 500.000 m2 de suelo perteneciente al parque natural para la construcción de una urbanización, un centro comercial, un hotel y un campo de golf aledaño al parque, aumentando en un 200% la superficie urbanizada del municipio–, se repiten a lo largo de la Península y muestran el carácter nocivo de las presiones urbanísticas especulativas sobre los parques naturales.
Pero no sólo la tierra se ve afectada por este crecimiento urbanístico. La creación de marinas y clubes náuticos en espacios naturales protegidos generan un gran impacto sobre zonas acuáticas, al favorecer y promover el uso de embarcaciones y otras actividades acuáticas en zonas de alto valor ecológico. La macrourbanización cacereña denominada Marina Isla de Valdecañas, ubicada en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), muestra hasta qué punto los emprendimientos urbanísticos avanzan sobre los espacios naturales protegidos, incluso llegando a extremos de amenazas y agresiones a las personas que se mostraron contrarias a dicho emprendimiento, como le sucedió a la activista ecologista Francisca Blanco a finales del año pasado.
Proyectos de ocio
En otros casos, son las propuestas de ocio y deporte relacionadas con la naturaleza las que atraen la inversión y expansión inmobiliaria en espacios naturales: estaciones de esquí, la caza, la pesca o las actividades en la montaña.
En la estación de Baqueira Beret (Lleida), el fallido proyecto de ampliación de las pistas de esquí se encontró con una fuerte oposición, ya que se basaba en la eliminación del Valle de Arreu, lugar elegido para la ampliación de la red de espacios comunitarios Red Natura 2000. El proyecto fue paralizado debido a las denuncias interpuestas ante la UE por varias organizaciones ecologistas. Pero esto no ha impedido que en otra zona cercana a la estación se recalificaran terrenos y se construyeran varios hoteles de lujo, estacionamientos y áreas comerciales y residenciales conectadas con la estación mediante una telecabina. El 26 de septiembre, el Ayuntamiento de Naut Aran concedió a la estación la licencia para la creación de tres embalses artificiales desde los que suplementar los insumos de agua necesarios para alimentar los cañones de nieve y cubrir las necesidades hídricas de tal crecimiento urbano.
De manera similar, la nueva propuesta de Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de la sierra de Guadarrama (Madrid) resulta “decepcionante”, según advierte María Ángeles Nieto, de Ecologistas en Acción. Dicho plan reduce prácticamente a la mitad la superficie del Parque Nacional de Guadarrama con la excusa de no prohibir “usos tradicionales” como la caza, la pesca o la extracción de madera en las zonas sustraídas al Parque Nacional. Para Nieto, “se limita a zonificar únicamente en base a criterios de titularidad pública o privada, sin responder a criterios científicos, lo que ha hecho que numerosos municipios comiencen a movilizarse en favor de este Plan, que no impone limitaciones a los ayuntamientos en cuanto a clasificación del suelo”. De aprobarse el plan actual, Ecologistas en Acción calcula que podrían construirse hasta 45.000 viviendas nuevas en el ámbito del PORN y zonas colindantes, lo que supondría un nuevo avance de los proyectos urbanísticos sobre áreas naturales de gran valor ecológico.
De las numerosas experiencias recopiladas y vividas por las asociaciones ecologistas es fácil concluir que los planes de ordenación de los recursos naturales y de ordenación urbanística (determinantes de las zonas urbanizables y los usos permitidos de los recursos naturales) se encuentran sometidos a los planes urbanísticos de las promotoras inmobiliarias, que prometen inversiones, fuentes de trabajo y desarrollo a cambio de concesiones y modificaciones en los planes de conservación del entorno natural.
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