Al Gore "el ecologista" se roba la comida de la gente para producir agrocombustibles

(Ecoportal).- Si no le damos marcha atrás al fraude de los biocombustibles que promueve el agente británico y ex vicepresidente estadounidense Al Gore, el genocidio es inevitable.

Habrás visto los encabezados sobre los disturbios por la comida que tienen lugar ahora en más de 33 países de todo el mundo, disturbios provocados por el desabasto absoluto y los precios disparados de lo más indispensables para la vida. Lo que los órganos de difusión no te dirán, es que esto es absolutamente predecible, una acusación contra la globalización y la bancarrota del sistema financiero mundial, y parte de la política de despoblación del Imperio Británico.

Y si no le damos marcha atrás al fraude de los biocombustibles que promueve el agente británico y ex vicepresidente estadounidense Al Gore, el genocidio es inevitable. No te comas los cuentos.

Cuento: La crisis alimentaria es consecuencia de la “protección” que imponen naciones desesperadas por salvar a sus agricultores y a su pueblo.

La verdad es que la insistencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otras instituciones financieras de que las naciones abandonen sus políticas de seguridad alimentaria y sus aranceles es la que ha acarreado este desastre.

Cuento: El alza en el precio de la comida se debe al aumento de la demanda de alimentos de calidad en naciones populosas como China.

La verdad es que los precios disparados son resultado de destruir y desarraigar a los pequeños productores y permitirle a las grandes mafias ligadas a las instituciones la manipulación del mercado alimentario, que están decididos a hacer su agosto con los productos de primera necesidad.

Cuento: La escasez de alimentos es producto de la “sobrepoblación”, en especial en naciones del Tercer Mundo.

La verdad es que el desabasto es consecuencia de la directriz librecambista británica deliberada de instituciones financieras, de que las naciones deben abandonar la política de mantener reservas de alimentos y producir sólo para el mercado, y de negarles tecnologías que podrían salvarle la vida a las naciones pobres.

Cuento: El gran aumento en la producción de biocombustibles “sin querer” ha acarreado escasez de productos básicos que la gente necesita para comer, como el maíz y el trigo.

La verdad es que la campaña a favor de los biocombustibles que encabeza el amigazo del príncipe Carlos, Al Gore, es un timo anticientífico y una estafa financiera que la oligarquía sabía que llevaría al genocidio.

Lo que tenemos aquí es la consecuencia de que EE.UU. abandonara la orientación de Franklin Delano Roosevelt y sucumbiera, en cambio, a las directrices imperiales británicas globales que Al Gore y toda institución financiera prestante han representado en las últimas décadas. Con la desintegración del sistema financiero internacional, la oligarquía británica está desesperada por salvarse desencadenando conflictos y el caos contra las naciones de Eurasia, África e Iberoamérica. De dejársele al mando, nos llevará al genocidio mediante el hambre y las guerras.

Lyndon LaRouche emitió el 14 de abril la siguiente declaración política para bregar con la crisis alimentaria. En combinación con el programa de tres puntos que dio a conocer el 17 de marzo, ésta es la única forma de que la humanidad pueda evitar una nueva Era de Tinieblas.

Cada nación debe tener derecho a defenderse del hambre, en contra de los dictados librecambistas genocidas que han impuesto el FMI y el Banco Mundial. Esto implica el derecho a regular las exportaciones, hacer acuerdos entre naciones y a tomar cualesquier medida de precios necesaria para garantizar la seguridad alimentaria de su pueblo.

Una coalición de naciones debe reunirse para tomar medidas inmediatas que aumenten la producción de alimentos, y ponerlos a disposición de los países que más los necesiten.

Debe dársele marcha atrás de inmediato a la política de los biocombustibles que impulsa el agente británico Al Gore. La misma está quitándole la comida de la boca a los pobres, al destinar hasta el 12% de la cosecha mundial de maíz y buena parte de la de oleaginosas, y hasta el trigo, a los ruinosos y de suyo antieconómicos biocombustibles. Semejante política, que se suma a la de libre comercio y producción para el mercado al estilo de las Indias Orientales británicas, significa inevitablemente el genocidio.

Lyndon LaRouche

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