La noche de Sandokán

31 may 08.
Los asistentes al Acto Institucional del Día de Canarias dedicaron ayer un largo aplauso a Manuel Sosa, 'Sandokán', que recogió la Medalla de Oro de manos de un emocionado Paulino Rivero. Fue el momento más intenso de una velada que se debatió entre la tradición y la modernidad, entre María Mérida y las piruetas de un grupo de 'break dance'.

Mucha expectación ayer ante la vuelta del acto institucional del Día de Canarias a Gran Canaria, donde permanecerá durante toda esta legislatura, según dictan las reglas de la alternancia. Ambiente de gala y trajes largos para la fiesta de la Comunidad Autónoma, en una tarde que se empeñaba en arrastrar algo de viento a las inmediaciones del auditorio Alfredo Kraus. Las autoridades e invitados fueron saludados, según iban llegando, por una atronadora batucada lanzada por los docentes no universitarios, que llevaron hasta las mismas escalinatas del recinto de El Rincón sus reivindicaciones de homologación.

El acto comenzó con puntualidad británica, a las 20.30 horas, y congregó a una nutrida representación de la clase política y los cargos públicos, a la que, no obstante, cabe objetar dos notables ausencias: la del secretario general de los socialistas canarios, Juan Fernando López Aguilar, y la del alcalde de Santa Cruz de Tenerife, Miguel Zerolo.

En la mesa presidencial se situaron Paulino Rivero y José Manuel Soria, presidente y vicepresidente del Gobierno canario respectivamente, y Antonio Castro Cordobez, presidente del Parlamento canario. Junto a ellos, el rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Regidor, y el artista plástico Pepe Dámaso, como responsables del jurado que ha otorgado las Medallas de Oro y Premios Canarias correspondientes a este año 2008.

El grupo multidisciplinar Artenara puso en escena, a continuación, un ambicioso montaje musical, en el que las melodías del acervo canario escapaban de las cuerdas del timple para dejarse acariciar por un cuarteto de cuerda, ser sincopadas por una charanga de ragtime o servir de base a un grupo de break-dance para sus acrobacias.

Luego, tras la proyección de un vídeo divulgativo y la lectura de un manifiesto por parte los jóvenes que han visitado las siete islas en un viaje organizado por el Gobierno canario, se procedió a la entrega de las Medallas de Oro, que contendría el momento más emotivo de la noche. Manuel Sosa Medina, Sandokán, recogía su galardón de manos de Paulino Rivero ante un público puesto en pie, que prorrumpió en un largo aplauso como reconocimiento al que ha salvado, según estiman los censos, más de 200 vidas en las costas del norte grancanario.

Llegó el turno entonces de los Premios Canarias. Antonio Jesús Fernández tomó la palabra en nombre de los tres galardonados, en un discurso sobrio, sin ampulosidades retóricas, pero que trazó con eficacia un semblante certero de los premiados. Saldría entonces al centro del escenario Paulino Rivero, para leer un discurso exhaustivo, que agotó casi todos los temas que vienen preocupando a su Gobierno y aprovechó para llamar a la concordia y unidad entre los canarios.

María Mérida y el timplista Domingo Rodríguez, El Colorao, compartieron un himno de Canarias de latido lento, enfilando lo que iba siendo ya el final de la velada. Quedaba ya sólo la foto de familia, que pondría el colofón a casi dos horas entre la ceremonia y el espectáculo, entre el protocolo y la emoción.

Ah, el patio de butacas, o al menos parte de él, fue también protagonista esta vez, con los jóvenes de la travesía por las siete islas trazando al alimón el triángulo de una imaginaria pintadera con sus brazos. Al final, salimos para reecontrarnos en las afueras del auditorio Alfredo Kraus con el mismo viento del principio, empeñado en saludar y despedir con su silbido el acto institucional del Día de Canarias.
Fuente: La Provincia